martes, 26 de febrero de 2013

The Great Gatsby - F. Scott Fitzgerald

He smiled understandingly — much more than understandingly. It was one of those rare smiles witha quality of eternal reassurance in it, that you may come across four or five time in life. It faced — or seemed to face — the whole eternal world for an instant, and then concentrated on you with an irresistible prejudice in your favour. It understood you just so far as you wanted to be understood believed in you as you would like to believe in yourself, and assured you that it had precisely the impression of you that, at your best, you hoped to convey. Precisely at that point it vanished — and I was looking at an elegant young rough-neck, a year or two over thirty, whose elaborate formality of speech just missed being absurd. Some time before he introduced himself I'd got a strong impression that he was pickign his words with care.


Creo que muchas cosas se han dicho y escrito acerca del sueño americano. Ese sueño del que todos hemos oído hablar, que con algo de vergüenza envidiamos como proyecto de nación, o que con bronca y resentimiento solemos criticar. The Great Gatsby es una crítica a ese ideal llevado al ridículo por gente que tiene un estilo de vida ostentoso, lujoso y vano.

Escrito en esa época de hedonismo para pocos, The Great Gatsby es casi casi un autorretrato de F. Scott Fitzgerald, un tipo que siempre quiso ser rico y codearse con los adinerados, y que finalmente lo logró cuando se casó con Zelda y sus libros se empezaron a vender. Se juntaba con la crème de la crème y escribía para alimentar los vicios de su mujer y su estilo de vida de despilfarro constante. Es más, se peleaba con Hemingway por todo este tipo de cuestiones, porque si bien pertenecían a la misma generación y participaban de la íntima cohorte de artistas que vivía en París y se juntaba en la casa de Gertrude Stein, poco tenían en común en cuanto a su concepción del dinero, las mujeres y la literatura.

Según cómo se lo lea, entonces, a algunos por ahí les parece que este libro es un poco apologético, o por ahí un regaño, o una reflexión sobre las consecuencias de tener plata y hacer cualquiera. A mí me gusta pensar que Fitzgerald se descargó un poquito y se dijo: "¿y qué tal si ser adinerado no es lo mejor del mundo, y si por ahí uno se manda una macana y no lo puede salvar ni Don Billetín?". Y no me adelanto a nada, porque nuestro querido Sr. Gatsby, se sabe, oculta algo desde el principio. Un tipo tan encantador que en realidad lleva su absurdo a cuestas, peinado para atrás con gomina.

Y como no podía faltar, la trivia. Para todos aquellos que hayan visto Medianoche en París (la peli de Woody Allen), saben que el F. Scott Fitzgerald que aparece ahí no es ni más ni menos que Loki. También muchos saben que Zelda, la esposa de Fitzgerald, fue la que legó su nombre a un videojuego que es mil veces más importante para la cultura occidental que este libro (por cierto, Zelda es la princesa Zelda, porque el personaje principal se llama Link). Y finalmente, el dato que nadie esperaba, este libro inspiró a otro videojuego, también para NES. Se llama The Great Gatsby, y nosotros somos Nick Carraway, cuya primera misión es pegarle a la gente con su sombrero, para terminar encontrando a Gatsby en el jardín. Se lo puede terminar 15 minutos, y recomiendo que lo jueguen una vez que hayan terminado el libro.


Puntuación: 7/10 ulis.

Trago ideal para acompañar el libro: Bloody Mary.

Próximo libro: Franny and Zooey, de J.D. Salinger