martes, 14 de mayo de 2013

The Elegance of the Hedgehog - Muriel Barbery

Clean lines, simplicity; no, that's not it. "But what would you rather have?" asked Colombe, exasperated, because I didn't manage to finish my first mullet. I didn't answer. Because I don't know. I'm still only a little girl, after all. But in my mangas, people seem to eat differently. It looks simple, refined, moderate, delicious. You eat the way you look at a beautiful picture or sing in a beautiful choir. Neither too much nor too little: moderate, in the good sense of the word. Maybe I'm completely mistaken; but French cuisine seems old and pretentious to me, whereas Japanese cuisine seems...well, neither young nor old. Eternal, divine.

Ha pasado bastante tiempo desde mi última entrada, y ¿qué mejor manera de volver que con un libro que se merece la puntuación perfecta? Porque a diferencia de aquellos pedantes profesores de secundaria, a mí me encanta repartir dieces cuando se han hecho méritos más que suficientes. The Elegance of the Hedgehog de Muriel Barbery es, sin duda alguna, merecedor de esta calificación.

Arranquemos por el principio, o mejor, desde la planta baja. La cita es en París, en un barrio paqueto, donde hay un edificio donde viven la élite parisina, con sus niños mimados, viejas envidiosas y adolescentes con problemas del primer mundo. Pero en este edificio, abajito, vive Madame Michel, la encargada. Ella es gorda, fea, vieja, malhumorada y no parece salirse de los cánones que los demás esperan de una mujer con ese trabajo.

Más arriba vive Paloma Josse, una nenita de doce años que ya pinta para cínica y casi nihilista. Odia a sus papás, a su hermana, a sus vecinos, a sus compañeros de la escuela y a sus maestras. La vida le parece un sinsentido inexpugnable. Solo encuentra refugio en sus mangas (historietas japonesas), su té verde y sus "pensamientos profundos", reflexiones que hace de tanto en tanto acerca de la vida y el mundo.

Y de repente, ¡zas! Un señor japonés, todo un caballero del Oriente, llega para vivir en el edificio. El libro, que intercala secciones relatadas por Paloma y Madame Michel, da un salto hacia adelante con la aparición de este personaje, quien le descorchará la cabeza a las dos mujeres y pondrá en evidencia todo el glamour y la élégance que esconden debajo de sus disfraces autoimpuestos.

La idea de un libro con un personaje japonés que llega y lo cambia todo, escrito por una francesa, me fascina. Se sabe que hace mucho que Francia padece de cierta japonocitis, y en este caso el cuadro es agudo. Mientras leía el libro, en todo momento me pareció que la idea que buena parte de Occidente tiene de la cultura japonesa está exagerada y tiene polvitos de fantasía encima, pero Barbery me convenció de que todo era genuino. Porque ése es el punto: la autenticidad. La autora no llega al extremo de idealizar todo lo japonés (de hecho, vive en Japón), y creo que uno de sus mayores logros en este libro fue el proceso de pulido y cepillado que lleva a cabo con cada una de las protagonistas hasta que nos quedamos con lo más íntimo de su esencia.

Debo decir también que leo este libro dos años después de haber visto la película en el cine. Todos dicen que uno tiene que leer el libro antes de ver la peli, y aunque tal vez sea porque la había visto hace mucho, la verdad es que en mi caso no afectó en nada la experiencia literaria. El libro es así de disfrutable, y el filme también. Y ojo cinéfilos: el señor japonés en cuestión se apellida Ozu.

Y casi me olvidaba: la parte donde Madame Michel se luce con un cuasi tratado de sociolingüística después de ver una coma mal usada es, genial.


Puntuación: 10/10 ulis.

Ideal para: debatirlo y comentar su lectura en esas citas donde te encontrás con chicos/chicas un poco más inteligentes que el resto de la humanidad y que no dejan de hacértelo notar. Ese tipo de gente que parece tan letrada que no hay con qué darle, que parece que desayuna world music, almuerza literatura rusa, cena cine francés y ocasionalmente merienda televisión yanki de canales premium. Cuando te estén sacando de quicio, tirales un "¿Alguna vez leíste L'Élégance du hérisson?" y salvá la noche.

Próximo libro: Timbuktu, de Paul Auster

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