sábado, 31 de marzo de 2012

El coronel no tiene quien le escriba - Gabriel García Márquez

-Yo tengo pesadillas todas las noches -dijo la mujer-. Ahora se me ha dado por saber quién es esa gente desconocida que uno se encuentra en los sueños.
Conectó el ventilador eléctrico. "La semana pasada se me apareció una mujer en la cabecera de la cama", dijo. "Tuve el valor de preguntarle quién era y ella me contestó: soy la mujer que murió hace doce años en este cuarto".
-La casa fue construida hace apenas dos años -dijo el coronel.
-Así es -dijo la mujer-. Eso quiere decir que hasta los muertos se equivocan.

Lo primero que pensé al ver listado este libro fue "¿Por qué hay tres libros de García Márquez y ninguno es precisamente el que leí?". Como luego se haría normal con otros autores, con Gabo me pasó que varias de sus obras forman parte de los 1001 libros, pero no justamente el único que había leído -en este caso, Crónica de una muerte anunciada-. El caso paradigmático sería el de Auster: ocho de sus libros componen la lista (así que, básicamente, su catálogo entero), pero En el país de las últimas cosas -el único de él que leí, y que encima me encantó-, no está. Pero bueno, eso será para otro momento. Por ahora basta con saber que no empecé la lista con el pie derecho, sino siempre en desventaja.

Otra cosa graciosa de El coronel no tiene quien le escriba es que el año pasado mi abuela me lo había pedido prestado. Ella vive viajando por el mundo, y siempre se queja de que los nietos no le escriben. Antes de irse a Japón por enésima vez, me pidió prestado este libro para leerlo en el viaje a Australia. Yo sospecho que fue una indirecta para decirme que le escriba más seguido.

En fin. Yendo al libro en sí, debo decir que la carta que espera el coronel no tiene nada que ver con los emails que espera mi abuela: espera recibir una pensión que se le había prometido 15 años atrás por sus servicios en la Guerra de los Mil Días (por suerte mi abuela sí recibe su jubilación, aunque sea chiquita).
Como el título indica, y como hablamos de un retrato de un país latinoamericano (podría ser cualquiera), está claro que el coronel no la recibe y sigue esperando y esperando. Mientras tanto, vive como puede con su esposa enferma, pasando hambre pero no pasando vergüenza ni perdiendo el orgullo, lo cual es un tema central del libro. Como no podía ser de otra forma, se hace referencia a otras cuestiones muy latinoamericanas: la censura representada en un párroco que se para en la puerta del cine para ver quiénes en el pueblo van a ver las películas a pesar de sus advertencias; la represión política representada en el hijo asesinado del coronel y en el toque de queda absolutamente naturalizado; las riñas de gallos como sustento de las relaciones sociales (yo diría como cultura antropológica, antes que sociológica) en un pueblo chico, empobrecido, olvidado y silenciado; y por supuesto, la corrupción.

Aclaro que la cita que escogí no es central a la trama ni mucho menos: sólo me pareció muy simpática.

Puntuación: 7/10 ulis

Próximo libro a leer: Rashomon, de Ryunosuke Akutagawa

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