viernes, 18 de mayo de 2012

El sabueso de los Baskerville - Arthur Conan Doyle

Uno de los defectos de Sherlock Holmes -si es que puede llamársele defecto- consistía en que era muy reacio a comunicar todos sus planes hasta el momento en que se realizaban. No hay duda de que, en parte, esto se debía a su propio carácter imperioso, que gustaba de dominar y sorprender a cuantos le rodeaban; pero,en parte, era también a causa de su cautela profesional, que le llevaba siempre a no correr ningún riesgo. No obstante, el resultado era muy molesto para las personas que actuaban como agentes o ayudantes suyos Siempre había sufrido yo por este motivo, pero jamás tanto como durante aquel largo viaje en la oscuridad. La gran prueba estaba frente a nosotros; al fin estábamos a punto de llevar a cabo nuestro esfuerzo final y, sin embargo, Holmes no había dicho ni una palabra, y yo tan sólo podía conjeturar cuál iba a ser el curso de su acción. Mis nervios experimentaron una gran excitación cuando, por fin, el viento frío nos dio en el rostro y los amplios espacios a ambos lados de la carretera me indicaron que de nuevo nos encontrábamos en el páramo. Cada paso de los caballos y cada giro de las ruedas nos acercaban a nuestra aventura suprema.


Cuando yo era chiquito, uno de mis tantos sueños era ser astronauta (sigue siéndolo). Mi papá, en cambio, soñaba con ser detective privado. Claro, él cuando niño había leído muchas historias de Sherlock Holmes, comics de Batman y de Corto Maltés, Dick Tracy, y seguro miraba Scooby-Doo también. Recuerdo que cuando tenía unos 10 años me dio un libro de la colección Billiken, que todavía conserva, que incluía cuatro cuentos de Las aventuras de Sherlock Holmes, y que a mí me fascinó "La liga de los pelirrojos". Claro que yo en ese momento estaba más preocupado por terminar el Super Mario World y ver Los Caballeros del Zodíaco.

Por todo esto, lamento mucho no haber leído este libro antes (si alguna vez tengo hijos, será lectura obligatoria), porque siento que si lo hubiera aprovechado de niño, hoy sería más inteligente, con más capacidad de deducción, y tal vez hasta me gustaría más la ciencia. Porque Sherlock Holmes es básicamente eso: un científico (igual que Batman). Es un hombre que se basa en el método deductivo, a través del análisis de múltiples datos, y saca conclusiones que guardan absoluta relación con las conjeturas y teorías que teje a medida que avanzan sus investigaciones. Sin dudas, yo creo que leer alguna de sus historias sería muy provechoso para los niños que dan sus primeros pasos en las ciencias naturales.

En esta novela, nuestra pareja detectivesca trata de develar el misterio detrás de una maldición que pesa sobre la familia Baskerville. Desde el momento inicial, y pese a muchos indicios que apuntan a un ser sobrenatural, Holmes descree de una explicación que no tenga fundamento científico alguno. Nunca dice "Elemental, mi querido Watson", por cierto, aunque a veces tiene ese aire de tipo culto y un poquito arrogante. Watson, su fiel compañero, es el que nos narra la historia. Sin querer queriendo, Watson nos cae mejor que Holmes porque piensa con nosotros, nos acompaña, y no nos oculta nada.

Decir más sería arruinarle la lectura a alguien, así que lo dejo aquí. Sin embargo, vale mencionar que esta novela fue llevada al cine 25 veces, ni más ni menos. Tan clásico es este libro que se hizo una adaptación en la Alemania nazi (!) y dos en la Unión Soviética (!).

Creo que aquellos que lean esta novela de adultos, como yo, sentirán que se han perdido de algo bueno de la niñez. No obstante, no es menos disfrutable: el misterio seguirá siendo un misterio hasta que el guacho de Holmes se digna a explicarnos sus averiguaciones. Lo que se han perdido, queridos amigos, es la oportunidad de soñar con un mundo de detectives pre-CSI.


Puntuación: 9/10 ulis.

Próximo libro a leer: The Call of the Wild, de Jack London

Mención especial a mi amigo Rodrigo, que me prestó el libro. Gracias.

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