martes, 18 de septiembre de 2012

The Brief Wondrous Life of Oscar Wao - Junot Díaz

(...) You might roll your eyes at the comparison, but, friends: it would be hard to exaggerate the power Trujillo exerted over the Dominican people and the shadow of fear he cast throughout the region. Homeboy dominated Santo Domingo like it was his very own private Mordor; not only did he lock the country away from the rest of the world, isolate it behind the Plátano Curtain, he acted like it was his very own plantation, acted like he owned everything and everyone, killed whomever he wanted to kill, sons, brothers, fathers, mothers, took women away from their husbands on their wedding nights and then would brag publicly about "the great honeymoon" he'd had the night before. His Eye was everywhere; he had a Secret Police that out-Stasi'd the Stasi, that kept watch on everyone, even those everyones who lived in the States, a security apparatus so ridiculously mongoose that you could say a bad thing about El Jefe at eight-forty in the morning and before the clock struck ten you'd be in the Cuarenta having your cattleprod shoved up your ass.  


En realidad no tenía planeado reseñar ninguno de los libros que había leído antes de comenzar la lista, pero El reino de este mundo se conectaba tan bien con The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, (como los dos lados de la misma moneda, o los dos países de la misma isla), que lo escribí.

La primera aclaración: Oscar Wao no es un chico asiático. La edición que me prestaron tiene a un niño en traje de Flash comiendo chocolate, y además parece asiático. No hay asiáticos en esta novela, excepto por Akira.

El libro en cuestión es hermoso, aunque también sumamente triste (el título lo dice todo). Sigue la historia de una familia dominicana-estadounidense a través de un par de generaciones, con todo el realismo mágico posible (mezclado con mucho cómic norteamericano y manga japonés), con madres despechadas, vínculos carnales, tristes desencuentros, aún más tristes encuentros, Trujillo, Trujillo y Trujillo.

Yo creo que además sigue toda una tradición de la literatura latinoamericana de la que hablaba en la entrada anterior sobre El reino de este mundo. Díaz no deja de mencionar cómo en realidad todo este asunto de lo real maravilloso o el realismo mágico está en la misma realidad de Latinoamérica (como se puede ver un poquito en la cita de arriba). Hagámonos cargo, nuestra realidad es mucho más mágica que la ficción, y la ficción sólo recoge esos episodios. Por otra parte, también tiene mucho de la cultura pop estadounidense, de la japonesa, y llega a decir que el Che Guevara era el típico nerd (!).

Claro que yo creo que disfruté The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao más que el lector promedio. He aquí una ecuación simplificada de los factores que inciden en la apreciación del libro:
a) Ser dominicano o de familia dominicana, +25%. a.1) Si el destino de tu familia fue directamente afectado por el accionar de Trujillo, +10%.
b) Gustar de los cómics, +18%
c) Haber visto Akira y otros clásicos del animé cyberpunk, +12%.
d) Tener un sobrinito que se parece al niño de la tapa, +8%.
e) Haber querido escribir libros como los de Stephen King, +6,5%.

En mi caso, cumplo con a), a.1), b) y d). Akira la vi cuando era muy chiquito y no me acuerdo de nada, así que no cuenta. Por lo tanto 25% + 10% + 18% + 8% = 61%. Yo lo disfruté un 61% extra.

Listo. A los 9 ulis que le doy a este libro, réstenle el 61% de plus que le doy y súmenle lo que les corresponda de las otras opciones. Con eso tendrán un índice absolutamente incierto de cuánto disfrutarán el libro.


Puntuación: 9/10 ulis.

Me gustaría debatirlo con: Juan Luis Guerra.

Próximo libro: Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, o The Great Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald.

El reino de este mundo - Alejo Carpentier

Todos sabían que la iguana verde, la mariposa nocturna, el perro desconocido, el alcatraz inverosímil, no eran sino simples disfraces. Dotado del poder de transformarse en animal de pezuña, en ave, pez o insecto, Mackandal visitaba continuamente las haciendas de la Llanura para vigilar a sus fieles y saber si todavía confiaban en su regreso. De metamorfosis en metamorfosis, el manco estaba en todas partes, habiendo recobrado su integridad corpórea al vestir trajes de animales. Con alas un día, con agallas al otro, galopando o reptando, se había adueñado del curso de los ríos subterráneos, de las cavernas de la costa, de las copas de los árboles, y reinaba ya sobre la isla entera. Ahora, sus poderes eran ilimitados. lo mismo podía cubrir una yegua que descansar en el fresco de un aljibe, posarse en las ramas ligeras de un aromo o colarse por el ojo de una cerradura. Los perros no le ladraban; mudaba de sombra según le conviniera. Por obra suya, una negra parió un niño con cara de jabalí. De noche solía aparecerse en los caminos bajo el pelo de un chivo negro con ascuas en los cuernos. Un día daría la señal del gran levantamiento, y los Señores de  Allá, encabezados por Damballah, por el Amo de los Caminos y por Ogún de los Hierros, traerían en rayo y el trueno, para desencadenar el ciclón que completaría la obra de los hombres. En esa gran hora —decía Ti Noel— la sangre de los blancos correría hasta los arroyos, donde los Loas, ebrios de júbilo, la bebería de bruces, hasta llenarse los pulmones.


Después de haber leído a tres autores norteamericanos seguidos, sentí la necesidad de reafirmar mi identidad latinoamericana y leer a uno de los máximos exponentes de nuestra América. Innecesario es decir la enorme influencia de un tipo como Alejo Carpentier, que marcó un antes y un después en las letras latinoamericanas.

El reino de este mundo es, sin dudas, un libro latinoamericano. Por empezar, el prólogo es una declaración de nuestra identidad, de Latinoamérica como lugar donde ocurre lo real maravilloso, de nuestra idiosincrasia como pueblo y nuestra particularidad en este mundo cada vez más globalizado (que me hace leer libros yankis). Para Carpentier, la magia y lo asombroso ocurre todo aquí, en América latina, y esta premisa se mantendrá viva en el tiempo. Por lo menos, nuestra literatura se conoce en el mundo más que nada por esto.

El libro en sí se sitúa en los períodos alrededor de la independencia de Haití. Imagínense que Haití fue el primer país en pelear por su independencia, mucho antes que cualquier país en el continente. Inspirados por la Revolución Francesa de 1789, ellos mismos hicieron la revolución en 1791 (!). Los esclavos negros se rebelaron contra los amos blancos y los masacraron y los obligaron a irse del país. De esta manera, Haití se convirtió en el primer país libre de nuestra América...aunque la inestabilidad estructural se mantiene hasta hoy. Si un haitiano hubiese escrito El reino de este mundo, podría haberle puesto como subtítulo "nuestros problemas empezaron aquellos días".

Así tenemos, entonces a Ti Noel, nuestro protagonista que observa cómo su país se transforma sustancialmente: el esclavo negro ya no tiene un amo blanco, sino un amo negro, y ya no trabaja más para un rey francés blanco, sino para un rey haitiano negro. Como en ese chiste que se contaba en la Polonia comunista, en la nueva Haití se reemplazó un sistema donde el hombre explotaba y esclavizaba al hombre, para pasar a uno donde pasa exactamente al revés.

Hablando de comunismo, hay que decir que Alejo Carpentier siempre apoyó la revolución castrista en su Cuba de adopción. Allí se crió y vivió los años revolucionarios. Con Fidel en el poder, fue embajador en Francia. En El reino de este mundo, escrito en 1949 (o sea, diez años antes de la revolución cubana), Carpentier pone sobre el tapete todo lo que él realmente cree que debe tener como objetivo una revolución (o yo supongo): la transformación de las relaciones sociales de dependencia. Para él, por lo que se lee del libro, en Haití tal cosa no ocurrió y las consecuencias saltan a la vista incluso hoy. En Cuba, bueno...mejor dejemos ese debate para otro día.


Puntuación: 7/10 ulis.

Recomiendo a: todos los latinos.

Próximo libro: The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao, de Junot Díaz.

jueves, 6 de septiembre de 2012

The Catcher in the Rye - J. D. Salinger

With cigarettes and all, the check came to about thirteen bucks. I think they should've at least offered to pay for the drinks they had before I joined them—I wouldn't've let them, naturally, but they should've at least offered. i didn't care much, though. They were so ignorant, and they had those sad, fancy hats on and all. And that business about getting up early to see the first show at Radio City Music Hall depressed me. If somebadoy, some girl in awful-looking hat, for instance, comes all the way to New York—from Seattle, Washington, for God's sake—and ends up getting up early in the morning to see the goddam first show at Radio City Music hall, it makes me so depressed I can't stand it. I'd've bought the whole three of them a hundred drinks if only they hadn't told me that.


Resulta imposible no quererlo a nuestro protagonista y narrador, el joven Holdern Caulfield: un tipo honessssto, medio perdido pero con la convicciones en orden, un nostálgico, un auténtico, un admirador de las buenas formas, medio misántropo pero buen tipo.

El relato empieza cuando a Holden lo echan de la preparatoria Pencey por sus bajas notas. Sabiendo lo que significaba volver a su casa después de que lo echaran (una vez más) de un colegio, decide emprender un pequeño viaje. El primer destino es Nueva York, pero su intención es que el rumbo se lo marquen las circunstancias.

De esta manera, termina vagueando por las calles de Nueva York, llamando a sus amigos y amigas para ir al cine o a tomar algo, teniendo citas, tratando de conseguirse una minita. A medida que trascurre su viaje se va dando cuenta de las miserias del mundo adulto, de todas las cosas y caras falsas que hay, y hace un esfuerzo consciente para no caer en eso. También se da cuenta de que lo que más le repugna son justamente los jóvenes adolescentes que tratan de emular todo aquello de los adultos que Holden tanto detesta.

Al mismo tiempo, se da cuenta de que lo que más le gusta en la vida son los niños. Es un nostálgico de la inocencia de los más chiquitos, de su autenticidad, su falta de secretos y mezquindades. En ese sentido su viaje es también un viaje por las distintas etapas de maduración, porque se va convirtiendo en un adulto al mismo tiempo que añora ser un niño.

Una mención aparte debería merecer el uso del lenguaje en esta novela. Salinger pone en boca de Holden diálogos que uno escucharía en la vida cotidiana, recontra coloquial y con las maneras y vocabulario de cualquier adolescente, y lo hace bien. Las instropecciones se hacen en ese argot también, en lugar de ponerse a filosofar de manera ordenada. Creo que gran parte de la efectividad del texto radica en el lenguaje de Holden.

Esta novela es una de esas que marcó un época en Estados Unidos. Según lo que he leído, al día de hoy lo siguen leyendo millones de jóvenes preuniversitarios y universitarios en todo el mundo angloparlante, y hasta lo siguen prohibiendo en unas cuantas secundarias estadounidenses. Supongo que el atractivo de la novela y de Holden como personaje es más que evidente, aunque no deja de sorprender que ese atractivo se haya mantenido por más de cincuenta años.

Por último, una curiosidad: nuestro protagonista Holden, que muchos dicen que está inspirado en el propio Salinger, odiaba las películas y el ambiente de Hollywood. El hijo de Salinger, Matt, es actor y tuvo el papel protagónico en Capitán América, aunque no la nueva, sino la de 1990 que es famosa porque se filmó en Yugoslavia en plena guerra civil y porque fue el primer intento de Marvel de hacer pelis. Capitán América tenía tan poco presupuesto que daba lástima: el traje que usó Matt Salinger era de una goma tan barata que se sobrecalentaba en las filmaciones, y un poco más y usan los bombardeos serbios para ahorrarse las escenas de acción contra Red Skull.


Puntuación: 10/10 ulis.

Se lo recomendaría a: todos aquellos que estén en plena crisis de la temprana edad.

Próximo libro: El reino de este mundo, Alejo Carpentier.