jueves, 6 de septiembre de 2012

The Catcher in the Rye - J. D. Salinger

With cigarettes and all, the check came to about thirteen bucks. I think they should've at least offered to pay for the drinks they had before I joined them—I wouldn't've let them, naturally, but they should've at least offered. i didn't care much, though. They were so ignorant, and they had those sad, fancy hats on and all. And that business about getting up early to see the first show at Radio City Music Hall depressed me. If somebadoy, some girl in awful-looking hat, for instance, comes all the way to New York—from Seattle, Washington, for God's sake—and ends up getting up early in the morning to see the goddam first show at Radio City Music hall, it makes me so depressed I can't stand it. I'd've bought the whole three of them a hundred drinks if only they hadn't told me that.


Resulta imposible no quererlo a nuestro protagonista y narrador, el joven Holdern Caulfield: un tipo honessssto, medio perdido pero con la convicciones en orden, un nostálgico, un auténtico, un admirador de las buenas formas, medio misántropo pero buen tipo.

El relato empieza cuando a Holden lo echan de la preparatoria Pencey por sus bajas notas. Sabiendo lo que significaba volver a su casa después de que lo echaran (una vez más) de un colegio, decide emprender un pequeño viaje. El primer destino es Nueva York, pero su intención es que el rumbo se lo marquen las circunstancias.

De esta manera, termina vagueando por las calles de Nueva York, llamando a sus amigos y amigas para ir al cine o a tomar algo, teniendo citas, tratando de conseguirse una minita. A medida que trascurre su viaje se va dando cuenta de las miserias del mundo adulto, de todas las cosas y caras falsas que hay, y hace un esfuerzo consciente para no caer en eso. También se da cuenta de que lo que más le repugna son justamente los jóvenes adolescentes que tratan de emular todo aquello de los adultos que Holden tanto detesta.

Al mismo tiempo, se da cuenta de que lo que más le gusta en la vida son los niños. Es un nostálgico de la inocencia de los más chiquitos, de su autenticidad, su falta de secretos y mezquindades. En ese sentido su viaje es también un viaje por las distintas etapas de maduración, porque se va convirtiendo en un adulto al mismo tiempo que añora ser un niño.

Una mención aparte debería merecer el uso del lenguaje en esta novela. Salinger pone en boca de Holden diálogos que uno escucharía en la vida cotidiana, recontra coloquial y con las maneras y vocabulario de cualquier adolescente, y lo hace bien. Las instropecciones se hacen en ese argot también, en lugar de ponerse a filosofar de manera ordenada. Creo que gran parte de la efectividad del texto radica en el lenguaje de Holden.

Esta novela es una de esas que marcó un época en Estados Unidos. Según lo que he leído, al día de hoy lo siguen leyendo millones de jóvenes preuniversitarios y universitarios en todo el mundo angloparlante, y hasta lo siguen prohibiendo en unas cuantas secundarias estadounidenses. Supongo que el atractivo de la novela y de Holden como personaje es más que evidente, aunque no deja de sorprender que ese atractivo se haya mantenido por más de cincuenta años.

Por último, una curiosidad: nuestro protagonista Holden, que muchos dicen que está inspirado en el propio Salinger, odiaba las películas y el ambiente de Hollywood. El hijo de Salinger, Matt, es actor y tuvo el papel protagónico en Capitán América, aunque no la nueva, sino la de 1990 que es famosa porque se filmó en Yugoslavia en plena guerra civil y porque fue el primer intento de Marvel de hacer pelis. Capitán América tenía tan poco presupuesto que daba lástima: el traje que usó Matt Salinger era de una goma tan barata que se sobrecalentaba en las filmaciones, y un poco más y usan los bombardeos serbios para ahorrarse las escenas de acción contra Red Skull.


Puntuación: 10/10 ulis.

Se lo recomendaría a: todos aquellos que estén en plena crisis de la temprana edad.

Próximo libro: El reino de este mundo, Alejo Carpentier.

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