jueves, 23 de agosto de 2012

El viejo y el mar - Ernest Hemingway

En la oscuridad el viejo podía sentir venir la mañana  mientras remaba oía el tembloroso rumor de los peces voladores que salían del agua y el siseo que sus rígidas alas hacían surcando el aire en la oscuridad. Sentía una gran atracción por los peces voladores que eran sus principales amigos en el océano. Sentía compasión por las aves, especialmente las pequeñas, delicadas y oscuras golondrinas de mar que andaban siempre volando y buscando y casi nunca encontraban, y pensó: las aves llevan una vida más dura que nosotros, salvo las de rapiña y las grandes y fuertes. ¿Por qué habrán hecho pájaros tan delicados y tan finos como esas golondrinas de mar cuando el océano es capaz de tanta crueldad? El mar es dulce y hermoso. Pero puede ser cruel, y se encoleriza tan súbitamente, y esos pájaros que vuelan picando y cazando con sus tristes vocecillas son demasiado delicados para la mar.


Justo ahora en mi clase de literatura estamos leyendo a Hemingway, aunque sólo los cuentos. Aproveché para meter en el medio este libro, que es cortito, y que había estado dando vueltas en casa (y otras casas, porque al parecer perteneció a mi tía). No me dejé amedentrar por la observación de mi viejo de que le pareció un embole, y le di para adelante. Él tenía el mismo libro pero en versión tapa dura; el texto era el mismo, pero venía con unas notas biográficas muy chéveres. Esta semana también me compré un par de pelis con Hemingway como personaje (Medianoche en París y Hemingway & Gellhorn), que todavía no vi, pero espero que cierren la Semana Hemingway.

Si no me equivoco, El viejo y el mar es la última novela que Hemingway publica (es decir, no contamos con las novelas póstumas). Supone un alejamiento de toda la etapa anterior en la que abundó la temática más o menos política, y eso responde también a que nuestro Ernest había dejado Europa para irse a vivir a Cuba. Ya se había alejado de las fiestas locas (en parte, porque varios de sus amigos artistas habían fallecido), de las aventuras extravagantes (aunque le quedaban algunas), de las mujeres (chau Gellhorn) y estaba ahí, muy pancho, en una cabañita en la costa cubana. Encima alternaba con Idaho para irse a cazar.

El viejo y el mar versa sobre un pescador cubano, Santiago, que ya es viejo y pobre, pero querido por la gente y, fundamentalmente muy orgullo. Muestra de ello es cuando, teniendo la olla vacía, le dice a Manolo que no le traiga comida, que él tenía arroz en la olla. Me hace acordar mucho a ese refrán japonés que dice 武士は食わねど高楊枝 (Bushi wa kuwanedo takayōji), que significa algo así como "El samurai, aunque no coma, usa escarbadientes".

Con su orgullo y todo, el tipo sabe que es viejo y que no está en plenitud de fuerzas. Sin embargo, se aventura al mar y se adentra y adentra, hasta que llega lejos. Pasa algunos momentitos de desesperación y empieza a extrañar a Manolín. Luego delira de a ratos y habla solo (constituye dos tercios del libro, y por ahí eso aburrió a mi viejo), luego con Dios y al fin, con el pescado enorme que logra pescar. No olvidemos tampoco que el título del libro nos obliga a pensar en el mar: omnipresente, fuente de alimentación, de alegrías y frustraciones, será el terreno donde Santiago probará su valor.

Para no anticipar el final, sólo diré que la enseñanza de este libro es que uno debe ser valiente, enfrentar las adversidades con las armas que uno tiene y, simplemente, animarse a hacer lo que uno cree que debe hacer. Es un libro sin pretensiones y sin dudas hay más de una lectura posible, porque era muy de Hemingway eso de la teoría del iceberg, de mostrarte sólo la puntita y dejar que cada uno reconstruya el resto. Las pistas están y si uno tiene ganas hay varias cosas para rescatar. Si uno no tiene ganas y quiere leerlo derechito en una noche (o en una tarde veraniega en pleno invierno como fue hoy) puede hacerlo y también lo disfrutará.


Puntuación: 8/10 ulis.

A quién se lo recomendaría: a todos los que (como yo) conversan mucho consigo mismos y tienen diálogos en la cabeza más que monólogos.

Próximo libro: The Fall of the House of Usher, Edgar Allan Poe.

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