lunes, 17 de diciembre de 2012

Los Cachorros - Mario Vargas Llosa

También a ellos, Cuéllar, que al comienzo nos cuidábamos, cumpa, comenzó a salírseles, viejo, contra nuestra voluntad, hermano, hincha, de repente Pichulita y él, colorado, ¿qué?, o pálido ¿tú también, Chingolo?, abriendo mucho los ojos, hombre, perdón, no había sido con mala intención, ¿él también, su amigo también?, hombre, Cuéllar, que no se pusiera así, si todos se lo decían a uno de le contagiaba, ¿tú también, Choto?, y se le venía a la boca sin querer, ¿él también, Mañuco?, ¿así le decíamos por la espalda?, ¿se daba media vuelta y ellos Pichulita, cierto? No, qué ocurrencia, los abrazábamos, palabra que nunca más y además por qué te enojas, hermanito, era un apodo como cualquier otro y por último ?al cojito Pérez no le dices tú Cojinoba y al bizco Rodríguez Virolo o Mirada Fatal y Pico de Oro al tartamudo Rivera? ¿Y no le decían a él Choto y a él Chingolo y a él Mañuco y a él Lalo? No te enojes, hermanón, sigue jugando, anda, te toca.


Lo primero que se me ocurre decir es que fue insoportable de leer. Creo que se darán cuenta viendo el fragmento que puse arriba que está todo, precisamente, fragmentado. Se mezclan las voces, los tús, los yos, los parlamentos, todo. También vale decir que es un relato que está a medio camino entre un cuento y una novela, y no es ni lo uno ni lo otro...y eso está bueno, porque creo que nadie se bancaría una novela entera en este estilo.

Habiendo dicho esto, la verdad es que el tópico central y su tratamiento son geniales. Tenemos a Pichula Cuéllar, nuestro protagonista. Para aquellos más o menos habituados a las malas palabras del Perú, sabrán que pichula hace referencia nada menos que al miembro reproductor masculino. El apodo que le ponen a nuestro protagonista, entonces, tiene todo que ver con eso: sufrió una castración.

Este hecho luego da lugar a una alegoría, el de la castración que sufren los individuos en la sociedad. Por lo menos, así lo entendí yo. En Los cachorros tenemos a una sociedad representada por los amigos de Cuéllar que lo único que hacen es reproducir las convenciones sociales. Son el estereotipo del estereotipo, personajes que hacen todos los días las mismas estupideces que uno esperaría de ellos. Cuéllar no encaja aunque lo intenta, y ahí se encontrará el nudo del libro.

Los cachorros es un poco una novela coming of age, de crecimiento y desarrollo. Pero también es una crítica a las instituciones sociales, a las convenciones, y nada hay más representativo de ello que la represión sexual (haremos un guiño más que obvio a Foucault, lo siento) y al deseo sexual banalizado del grupo de amigos de Cuéllar.

Más allá de todo esto, no puedo dejar de pensar en lo insoportable que fue leer este libro. Estoy seguro de que a mucha gente le gustará, pero debo admitir que no es mi tipo de libro. Para nada. Para una crítica a las instituciones y su reproducción recomiendo mil veces más La filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser, un libro fenomenal escrito por un tipo que estranguló a su esposa sin querer queriendo mientras le masajeaba el cuello (!).


Puntuación: 4/10 ulis.

Me gustaría debatirlo con: John Bobbitt

Próximo libro: The Great Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald.

Lord of the Flies - William Golding

The silence of the forest was more oppressive han the heat, and at this hour of the day there was not even the whine of insects. Only when Jack himself roused a gaudy bird from a primitive nest of sticks was the silence shattered and echoes set ringing by a harsh cry that seemed to come out of the abyss of ages. Jack hiself shrank at this cry with a hiss of indrawn breath; and for a minute became less a hunter than a furtive thing, ape-like among the tangle of trees. Then the trail, the frustration, claimed him again and he searched the ground avidly. By the bole of a vast tree that grew pale flowers on a grey trunk he checked, closed his eyes, and once more drew in the warm air; and this time his breath came short, there was even a passing pallor in his face, and then the surge of blood again. He passed like a shadow under the darkness of the tree and crouched, looking down at the trodden ground at his feet.


Lord of the Flies es un libro que hoy parece estar muy en boga, por todo el tema de sus similitudes con la serie Lost. También se lo conoce por su supuesta inspiración en la filosofía de Thomas Hobbes. Yo soy fanático de Lost y de Hobbes, pero debo decir, no sin tristeza, que este libro fue una gran decepción. Supongo que me inflaron mucho el globo, porque el libro en sí es muy bueno, pero no lo disfruté ni remotamente tanto como esperaba. Yo pensaba que era una alegoría del estado de naturaleza hobbesiano y eso en sí ya era motivo suficiente para que me interesara, pero para mi desilusión, no tiene tanto que ver con Hobbes.

Sin embargo, no es difícil darse cuenta por dónde vienen las comparaciones. En Lord of the Flies tenemos a un grupo de niños que naufraga y termina en una isla del Pacífico. A falta de adultos y ante la bajas expectativas de que puedan ser salvados, empieza a darse espontáneamente cierto orden societal. Bah, está la parte espontánea y la parte organizada, pero como son niños, la parte organizada se va al tacho en seguida. Lo que sigue es la evolución de este grupo de niños ingleses en una horda de bárbaros cazadores (ni siquiera recolectores) que no pueden ponerse de acuerdo ni en lo más mínimo, y donde todos desconfían de todos.

Ahí, sí, están las similitudes con el Leviatán de Hobbes. Pero a Hobbes no le interesaba mucho ver qué les pasaba a un grupo de personas si se las dejaba en una isla desierta. Hobbes lanza su propuesta política pensando en la Inglaterra de su tiempo, y su estado de naturaleza es una construcción teorética (algo que muchos parecen olvidar por momentos) para justificar su propuesta. Sí es una crítica (más o menos) velada de la sociedad inglesa en la que vivía, y yo creo que The Lord of the Flies también lo es. No es, ni remotamente, la versión ficcionalizada del Leviatán, como me la habían vendido.

Para aquellos que pueden leer en inglés, recomiendo mucho leerlo en ese idioma. Me pareció que lo más lindo que tiene la novela es el uso del lenguaje. También hay mucho simbolismo que remite al Cristianismo, ya incluso desde el título, así que envidio mucho a los que leyeron la Biblia y pueden identificar muchas más reminiscencias.

Ah, por cierto, este fue el ¡primer! libro que Golding escribió. Increíble, ¿no? Después ganó el Nobel también, y leí por ahí que fue amigo de James Lovelock, el mentor de la teoría de Gaia, de la Tierra como ser viviente que un día se va a cansar de los humanos y nos va a sacudir como pulgas. Aprovecho para recomendar un libro que Lovelock escribió hace poco para explicar su teoría, revisada y actualizada, a los que no somos científicos. Se llama La venganza de la Tierra.


Puntuación: 6/10 ulis

Se lo recomendaría a: todos aquellos que no quieren ver Lost porque alguien ya les arruinó el final.

Próximo libro: Los cachorros de Mario Vargas Llosa

jueves, 1 de noviembre de 2012

Le Petit Prince - Antoine de Saint-Exupéry

  — Mais qu'est-ce que signifie « éphémère »? répéta le petit prince qui, de sa vie, n'avait renoncé à une question, une fois qu'il l'avait posée.
  — Ça signifie « qui est menacé de disparition prochaine ».
  — Ma fleur est menacée de disparition prochaine?
  — Bien sûr.
Ma fleur est éphémère, se dit le petit prince, et elle n'a que quatre épines pour se défendre contre le monde ! Et je l'ai laissée toute seule chez moi !
Ce fut là son premier mouvement de regret. Mais il reprit courage:
  — Que me conseillez-vous d'aller visiter? demanda-t-il.
  — La planète Terre, lui répondit le géographe. Ella a une bonne réputation...
Et le petit prince s'en fut, songeant à sa fleur. 


Tratándose de uno de los libros más leídos del mundo, se me hace muy difícil decir algo que nadie haya dicho. Ninguna impresión, sensación ni observación va a ser mía propia, porque seguro que miles y miles de personas habrán sentido algo muy similar. Por un lado, eso está bueno, porque Le Petit Prince es una de esas pocas cosas tan universales (por lo menos en Occidente), que todos compartimos, que nos da una sensación de comunión total. Leer este libro es pertenecer a una cultura larga y ancha (y más o menos vieja) que cada tanto siente que, de verdad, lo esencial es invisible a los ojos.

Aunque por donde se lo mire parece un libro infantil y sin duda hasta un niño lo disfrutaría, creo que yo por lo menos no lo habría disfrutado tanto como lo disfruté leyéndolo ya adulto. Curioso, ¿no? Le Petit Prince es un llamado de atención a todos los adultos, que muchas veces olvidamos cosas tan básicas y lindas como mirar por la ventana cuando viajamos en tren por estar haciendo cosas como contabilizar cada ítem que podamos (como los libros que tenemos leídos de una lista ridícula).

Siento que leí Le Petit Prince en el momento adecuado. Estuvo mucho tiempo esperándome paradito en los estantes de mi escritorio desde aquella vez que en una clase de japonés me dieron un fragmento y unas reflexiones del tipo que había confeccionado el ejercicio de comprensión escrita. Me acuerdo que yo, como cualquier adulto, pensaba que el célebre dibujo que hacía el narrador al principio del relato era un sombrero, y no una boa que se había comido un elefante. Desde entonces (habrán pasado unos 4 o 5 años) puse la copia que me dejó mi tía en el estante con todos los libros que ameritaban una lectura más urgente.

Pasaron los años y nuevos libros fueron ocupando los lugares de aquellos que fui leyendo. Este en particular se quedó, porque aunque era corto, estaba en francés y la verdad es que me daba un poco de fiaca. Pero esta vez no se me escapó y tuve que leerlo. Creo que es un libro al que no se le puede escapar indefinidamente, porque alguna vez te agarra.

Me da mucha pena pensar que un libro tan lindo se haya escrito en una época tan dramática. El autor, Antoine de Saint-Exupéry, era piloto mientras se libraba la Segunda Guerra Mundial. Yo creo que eso algo tiene que ver, porque no puede deberse a la casualidad que en una época turbulenta uno quiera pensar en la niñez como el refugio de todo lo inocente y puro, de todo lo bueno y honesto. Mientras la humanidad siga metiéndose en asuntos brutales y frívolos, Le Petit Prince no perderá la vigencia.


Puntuación: 10/10 ulis

Recomiendo leer cuando: la vida te lo ponga en las manos.

Próximo libro: Oroonoko de Aphra Behn, o Lord of the Flies de William Golding.

martes, 16 de octubre de 2012

Viaje a la Alcarria - Camilo José Cela

El viajero cree que don Eustoquio exagera. Pastrana, sin vigías, ni aires marciales, ni espíritu guerrero, ni Edad Media, es una ciudad como todas las ciudades, bella como pocas, y que sube y  baja, crece o se depaupera, según los hados se le muestren propicios o se le vuelvan de espaldas. En Pastrana podría encontrarse quizá la clave de algo que sucede en España con más frecuencia de la necesaria. El pasado esplendor agobia y, para colmo, agosta la voluntades; y sin voluntad, a lo que se ve, y dedicándose a contemplar las pretéritas grandezas, mal se atiende al problema de todos los días. Con la panza vacía y la cabeza poblada de doracdos recuerdos, los dorados recuerdos se van cada vez más lejos y al final, y sin que nadie llegue a confesárselo, ya se duda hasta de que hayan sido ciertos alguna vez, ya son como un caritativo e inútil valor entendido.


El libro que nos ocupa hoy es un libro de viajes. Yo pensaba: qué buena combinación eso de viajar y escribir/leer, ¿no les parece? Si desde La Odisea que las narraciones viajan, y desde que hay libros que uno los lee en su caballo, avión o micro de larga distancia (o subte), no creo que  haya cosa más natural que juntar a los libros con los viajes. A mí me gusta mucho viajar y también me gusta leer, y he leído varios libros durante largos viajes, sentado en un asiento incómodo con una señora en chancletas al lado mío que parece que no durmió en los últimos cinco días porque se pasa todo el trayecto roncando. ¿A quién no le pasó? Este libro es buenísimo para revivir esos viajes que a uno le traen buenos recuerdos. Cuando lo empecé no podía dejarlo, hasta que cuando iba por la mitad me hice pomada con el skate y no podía caminar. Estar inmovilizado le saca gran parte del atractivo al libro, así que lo tuve en mi escritorio como dos semanas hasta que pude dejar las muletas y terminarlo.

Como les decía, en el Viaje a la Alcarria tenemos a un viajero anónimo que deambula sin destino ni itinerario fijo por las zonas aledañas a Madrid en 1948. La verdad, el viajero es el que menos importa, porque la Alcarria misma es un personaje en sí mismo y todo el tiempo nos llegan esos personajes típicamente españoles, de esos que siempre tienen un buen refrán en la punta de la lengua para hacerte un chiste y sacarte una sonrisa. El lenguaje es una dulzura total. Yo tengo la suerte de que este libro me lo regaló mi abuela cuando lo hubo terminado, y ella, que tiene un afecto especial por España, tiene la costumbre de marcar en los libros las frases que le gustan. A continuación, algunos ejemplos para que se deleiten:
-"A la buena de Dios y a la que salga".
-"Encontraría un corazón de par en par abierto, como las puertas del campo".
-"De todo hay en la viña del Señor".
-"A voz en grito".
-"Listo como un ratón de sacristía".
-"Brihuega tiene un color gris azulado, como de humo de cigarro puro".
-"Yo ando a la que salte".
-"¡Pelillos a la mar!"

Me imagino que todas estas frases serán más comunes en España, pero a mí, como nativo de Buenos Aires, me suenan tan inusuales como ingeniosas y simpáticas.

Como en Viaje a la Alcarria se viaja sin apuros ni rumbo, no hay mucho más para decir acerca de la historia. Sí me gustaría llamar la atención hacia un hecho que a mí me parece algo injusto para con nuestro querido Cela. Resulta que nuestro autor fue señalado con el dedo cuando España recuperó el orden constitucional porque aparentemente Cela nunca se caracterizó por ser un crítico del régimen de Franco. Se dijo que su literatura no le tiraba ni un dardito. La verdad es que a mí me parece que sí. El solo retratar a la España de la posguerra era una acción crítica. Muestra a niños huérfanos pidiendo plata en la calle, gente desesperanzada que no encuentra trabajo, gente que disimula el hambre mojando el pan en el aceite de una latita de caballa, gente que se queja de que todo lo bueno va para Madrid, y gente que mira sólo al pasado, porque el presente no les da nada y el futuro mucho menos. El fragmento de arriba viene al caso, y en otro pasaje se critica a la idea del orden por sobre todas las cosas. Pensemos que Viaje a la Alcarria está situado en 1948, pero si uno lo lee de corrido piensa que está en 1848 (basta que hagan la prueba). España estaba mal, y mostrarla a cara lavada ya era una muestra de inconformidad.

Otra anécdota que me gusta cuenta que, antes de celebrar la obtención de la Eurocopa del 2008 y el Mundial del 2010, lo último que los españoles habían podido festejar en las calles fue el Nobel de Literatura que le dieron a Cela en 1982. Lo leí hace unos años y siempre me llamó la atención, ¿realmente saldría un pueblo a festejar que un conterráneo se llevó un Premio Nobel? Me parece un poco absurdo, pero no deja de ser una linda anécdota. Yo creo que el día que recibamos un Premio Nobel de Literatura Maradona debería salir desnudo a darle vueltas al Obelisco.


Puntuación: 8/10 ulis

Ideal para leer en: cualquier medio de transporte, al lado de una carpa o arriba de un cerro. No sirve para la playa.

Próximo libro: Le Petit Prince, de Antoine de Saint-Exupéry.

martes, 18 de septiembre de 2012

The Brief Wondrous Life of Oscar Wao - Junot Díaz

(...) You might roll your eyes at the comparison, but, friends: it would be hard to exaggerate the power Trujillo exerted over the Dominican people and the shadow of fear he cast throughout the region. Homeboy dominated Santo Domingo like it was his very own private Mordor; not only did he lock the country away from the rest of the world, isolate it behind the Plátano Curtain, he acted like it was his very own plantation, acted like he owned everything and everyone, killed whomever he wanted to kill, sons, brothers, fathers, mothers, took women away from their husbands on their wedding nights and then would brag publicly about "the great honeymoon" he'd had the night before. His Eye was everywhere; he had a Secret Police that out-Stasi'd the Stasi, that kept watch on everyone, even those everyones who lived in the States, a security apparatus so ridiculously mongoose that you could say a bad thing about El Jefe at eight-forty in the morning and before the clock struck ten you'd be in the Cuarenta having your cattleprod shoved up your ass.  


En realidad no tenía planeado reseñar ninguno de los libros que había leído antes de comenzar la lista, pero El reino de este mundo se conectaba tan bien con The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, (como los dos lados de la misma moneda, o los dos países de la misma isla), que lo escribí.

La primera aclaración: Oscar Wao no es un chico asiático. La edición que me prestaron tiene a un niño en traje de Flash comiendo chocolate, y además parece asiático. No hay asiáticos en esta novela, excepto por Akira.

El libro en cuestión es hermoso, aunque también sumamente triste (el título lo dice todo). Sigue la historia de una familia dominicana-estadounidense a través de un par de generaciones, con todo el realismo mágico posible (mezclado con mucho cómic norteamericano y manga japonés), con madres despechadas, vínculos carnales, tristes desencuentros, aún más tristes encuentros, Trujillo, Trujillo y Trujillo.

Yo creo que además sigue toda una tradición de la literatura latinoamericana de la que hablaba en la entrada anterior sobre El reino de este mundo. Díaz no deja de mencionar cómo en realidad todo este asunto de lo real maravilloso o el realismo mágico está en la misma realidad de Latinoamérica (como se puede ver un poquito en la cita de arriba). Hagámonos cargo, nuestra realidad es mucho más mágica que la ficción, y la ficción sólo recoge esos episodios. Por otra parte, también tiene mucho de la cultura pop estadounidense, de la japonesa, y llega a decir que el Che Guevara era el típico nerd (!).

Claro que yo creo que disfruté The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao más que el lector promedio. He aquí una ecuación simplificada de los factores que inciden en la apreciación del libro:
a) Ser dominicano o de familia dominicana, +25%. a.1) Si el destino de tu familia fue directamente afectado por el accionar de Trujillo, +10%.
b) Gustar de los cómics, +18%
c) Haber visto Akira y otros clásicos del animé cyberpunk, +12%.
d) Tener un sobrinito que se parece al niño de la tapa, +8%.
e) Haber querido escribir libros como los de Stephen King, +6,5%.

En mi caso, cumplo con a), a.1), b) y d). Akira la vi cuando era muy chiquito y no me acuerdo de nada, así que no cuenta. Por lo tanto 25% + 10% + 18% + 8% = 61%. Yo lo disfruté un 61% extra.

Listo. A los 9 ulis que le doy a este libro, réstenle el 61% de plus que le doy y súmenle lo que les corresponda de las otras opciones. Con eso tendrán un índice absolutamente incierto de cuánto disfrutarán el libro.


Puntuación: 9/10 ulis.

Me gustaría debatirlo con: Juan Luis Guerra.

Próximo libro: Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, o The Great Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald.

El reino de este mundo - Alejo Carpentier

Todos sabían que la iguana verde, la mariposa nocturna, el perro desconocido, el alcatraz inverosímil, no eran sino simples disfraces. Dotado del poder de transformarse en animal de pezuña, en ave, pez o insecto, Mackandal visitaba continuamente las haciendas de la Llanura para vigilar a sus fieles y saber si todavía confiaban en su regreso. De metamorfosis en metamorfosis, el manco estaba en todas partes, habiendo recobrado su integridad corpórea al vestir trajes de animales. Con alas un día, con agallas al otro, galopando o reptando, se había adueñado del curso de los ríos subterráneos, de las cavernas de la costa, de las copas de los árboles, y reinaba ya sobre la isla entera. Ahora, sus poderes eran ilimitados. lo mismo podía cubrir una yegua que descansar en el fresco de un aljibe, posarse en las ramas ligeras de un aromo o colarse por el ojo de una cerradura. Los perros no le ladraban; mudaba de sombra según le conviniera. Por obra suya, una negra parió un niño con cara de jabalí. De noche solía aparecerse en los caminos bajo el pelo de un chivo negro con ascuas en los cuernos. Un día daría la señal del gran levantamiento, y los Señores de  Allá, encabezados por Damballah, por el Amo de los Caminos y por Ogún de los Hierros, traerían en rayo y el trueno, para desencadenar el ciclón que completaría la obra de los hombres. En esa gran hora —decía Ti Noel— la sangre de los blancos correría hasta los arroyos, donde los Loas, ebrios de júbilo, la bebería de bruces, hasta llenarse los pulmones.


Después de haber leído a tres autores norteamericanos seguidos, sentí la necesidad de reafirmar mi identidad latinoamericana y leer a uno de los máximos exponentes de nuestra América. Innecesario es decir la enorme influencia de un tipo como Alejo Carpentier, que marcó un antes y un después en las letras latinoamericanas.

El reino de este mundo es, sin dudas, un libro latinoamericano. Por empezar, el prólogo es una declaración de nuestra identidad, de Latinoamérica como lugar donde ocurre lo real maravilloso, de nuestra idiosincrasia como pueblo y nuestra particularidad en este mundo cada vez más globalizado (que me hace leer libros yankis). Para Carpentier, la magia y lo asombroso ocurre todo aquí, en América latina, y esta premisa se mantendrá viva en el tiempo. Por lo menos, nuestra literatura se conoce en el mundo más que nada por esto.

El libro en sí se sitúa en los períodos alrededor de la independencia de Haití. Imagínense que Haití fue el primer país en pelear por su independencia, mucho antes que cualquier país en el continente. Inspirados por la Revolución Francesa de 1789, ellos mismos hicieron la revolución en 1791 (!). Los esclavos negros se rebelaron contra los amos blancos y los masacraron y los obligaron a irse del país. De esta manera, Haití se convirtió en el primer país libre de nuestra América...aunque la inestabilidad estructural se mantiene hasta hoy. Si un haitiano hubiese escrito El reino de este mundo, podría haberle puesto como subtítulo "nuestros problemas empezaron aquellos días".

Así tenemos, entonces a Ti Noel, nuestro protagonista que observa cómo su país se transforma sustancialmente: el esclavo negro ya no tiene un amo blanco, sino un amo negro, y ya no trabaja más para un rey francés blanco, sino para un rey haitiano negro. Como en ese chiste que se contaba en la Polonia comunista, en la nueva Haití se reemplazó un sistema donde el hombre explotaba y esclavizaba al hombre, para pasar a uno donde pasa exactamente al revés.

Hablando de comunismo, hay que decir que Alejo Carpentier siempre apoyó la revolución castrista en su Cuba de adopción. Allí se crió y vivió los años revolucionarios. Con Fidel en el poder, fue embajador en Francia. En El reino de este mundo, escrito en 1949 (o sea, diez años antes de la revolución cubana), Carpentier pone sobre el tapete todo lo que él realmente cree que debe tener como objetivo una revolución (o yo supongo): la transformación de las relaciones sociales de dependencia. Para él, por lo que se lee del libro, en Haití tal cosa no ocurrió y las consecuencias saltan a la vista incluso hoy. En Cuba, bueno...mejor dejemos ese debate para otro día.


Puntuación: 7/10 ulis.

Recomiendo a: todos los latinos.

Próximo libro: The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao, de Junot Díaz.

jueves, 6 de septiembre de 2012

The Catcher in the Rye - J. D. Salinger

With cigarettes and all, the check came to about thirteen bucks. I think they should've at least offered to pay for the drinks they had before I joined them—I wouldn't've let them, naturally, but they should've at least offered. i didn't care much, though. They were so ignorant, and they had those sad, fancy hats on and all. And that business about getting up early to see the first show at Radio City Music Hall depressed me. If somebadoy, some girl in awful-looking hat, for instance, comes all the way to New York—from Seattle, Washington, for God's sake—and ends up getting up early in the morning to see the goddam first show at Radio City Music hall, it makes me so depressed I can't stand it. I'd've bought the whole three of them a hundred drinks if only they hadn't told me that.


Resulta imposible no quererlo a nuestro protagonista y narrador, el joven Holdern Caulfield: un tipo honessssto, medio perdido pero con la convicciones en orden, un nostálgico, un auténtico, un admirador de las buenas formas, medio misántropo pero buen tipo.

El relato empieza cuando a Holden lo echan de la preparatoria Pencey por sus bajas notas. Sabiendo lo que significaba volver a su casa después de que lo echaran (una vez más) de un colegio, decide emprender un pequeño viaje. El primer destino es Nueva York, pero su intención es que el rumbo se lo marquen las circunstancias.

De esta manera, termina vagueando por las calles de Nueva York, llamando a sus amigos y amigas para ir al cine o a tomar algo, teniendo citas, tratando de conseguirse una minita. A medida que trascurre su viaje se va dando cuenta de las miserias del mundo adulto, de todas las cosas y caras falsas que hay, y hace un esfuerzo consciente para no caer en eso. También se da cuenta de que lo que más le repugna son justamente los jóvenes adolescentes que tratan de emular todo aquello de los adultos que Holden tanto detesta.

Al mismo tiempo, se da cuenta de que lo que más le gusta en la vida son los niños. Es un nostálgico de la inocencia de los más chiquitos, de su autenticidad, su falta de secretos y mezquindades. En ese sentido su viaje es también un viaje por las distintas etapas de maduración, porque se va convirtiendo en un adulto al mismo tiempo que añora ser un niño.

Una mención aparte debería merecer el uso del lenguaje en esta novela. Salinger pone en boca de Holden diálogos que uno escucharía en la vida cotidiana, recontra coloquial y con las maneras y vocabulario de cualquier adolescente, y lo hace bien. Las instropecciones se hacen en ese argot también, en lugar de ponerse a filosofar de manera ordenada. Creo que gran parte de la efectividad del texto radica en el lenguaje de Holden.

Esta novela es una de esas que marcó un época en Estados Unidos. Según lo que he leído, al día de hoy lo siguen leyendo millones de jóvenes preuniversitarios y universitarios en todo el mundo angloparlante, y hasta lo siguen prohibiendo en unas cuantas secundarias estadounidenses. Supongo que el atractivo de la novela y de Holden como personaje es más que evidente, aunque no deja de sorprender que ese atractivo se haya mantenido por más de cincuenta años.

Por último, una curiosidad: nuestro protagonista Holden, que muchos dicen que está inspirado en el propio Salinger, odiaba las películas y el ambiente de Hollywood. El hijo de Salinger, Matt, es actor y tuvo el papel protagónico en Capitán América, aunque no la nueva, sino la de 1990 que es famosa porque se filmó en Yugoslavia en plena guerra civil y porque fue el primer intento de Marvel de hacer pelis. Capitán América tenía tan poco presupuesto que daba lástima: el traje que usó Matt Salinger era de una goma tan barata que se sobrecalentaba en las filmaciones, y un poco más y usan los bombardeos serbios para ahorrarse las escenas de acción contra Red Skull.


Puntuación: 10/10 ulis.

Se lo recomendaría a: todos aquellos que estén en plena crisis de la temprana edad.

Próximo libro: El reino de este mundo, Alejo Carpentier.

jueves, 30 de agosto de 2012

The Fall of the House of Usher - Edgar Allan Poe

He admitted, however, although with hesitation, that much of the peculiar gloom which thus afflicted him could be traced to a more natural and far more palpable origin—to the severe and long-continued illness—indeed to the evidently approaching dissolution—of a tenderly beloved sister, his sole companion for long years, his last and only relative on earth. "Her decease," he said, with a bitterness which I can never forget, "would leave him (him, the hopeless and the frail) the last of the ancient race of the Ushers." While he spoke, the lady Madeline (for so was she called) passed through a remote portion of the apartment, and, without having noticed my presence, disappeared. I regarded her with an utter astonishment not unmingled with dread; and yet I found it impossible to account for such feelings. A sensation of stupor oppressed me as my eyes followed her retreating steps. When a door, at length, closed upon her, my glance sought instinctively and eagerly the countenance of the brother; but he had buried his face in his hands, and I could only perceive that a far more than ordinary wanness had overspread the emaciated fingers through which trickled many passionate tears.


Aquí es donde uno se da cuenta de que el criterio de selección utilizados por Boxall et ál. sufre de incoherencias insalvables. Poe en su vida sólo escribió una  novela, The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket, y el resto son poemas y sus famosísimos cuentos. No nos engañemos: "The Fall of the House of Usher" es un cuento y no es, ni remotamente, una novela. No podría constituir nunca un libro, así que incluirlo en la lista de los 1001 libros es para mí un error. Yo creo que lo aquí primó, como admiten ellos mismos, fueron las ganas de incluir a Poe como escritor, porque además del cuento que nos compete, también incluyeron "The Purloined Letter" y "The Pit and the Pendulum" en esta selección. En fin...

Mucho podría decirse de Poe ¿verdad? Para empezar, yo creo que debe ser uno de los pocos autores en toda la historia de la literatura universal (bueh) que tiene un estilo tan característico que resulta reconocible en cada párrafo. Ese mismo estilo, creo yo, le ayuda mucho a crear las atmósferas y dar con el tono buscado.

En este cuento seguimos a nuestro narrador, quien recibe la carta de su amigo de la infancia Roderick Usher. Roderick, quien junto con su hermana eran los últimos vástagos de la familia Usher, sufre de una enfermedad y acude a su amigo en busca de ayuda. La enfermedad que lo aqueja no tiene nombre, pero sufre de una especie de hipersensibilidad, además de ser hipocondríaco. El narrador lo contiene todo lo que puede, leyéndole y hablando con él, pero al mismo tiempo uno empieza a sentir todo lo que pasa alrededor.

En efecto, la elección del título nos dice que la casa de "la Casa Usher" no se refiere sólo a Roderick y su hermana Madeline, sino también a la mansión en sí. La residencia de los hermanitos aporta al clima general de misterio y suspenso, a la oscuridad y al aire macabro, con cada uno de sus "movimientos".

Como es un cuento corto y no quiero arruinar nada más, voy a hacer un par de comentarios sobre Poe. Resulta que nuestro querido Edgar Allan fue hijo ilegítimo de una pareja de artistas itinerantes, que murieron antes de que éste cumpliera dos años. Lo adoptó una familia de Virginia, aunque viviría peléandose con su padre adoptivo. Fue a la universidad, pero dejó porque era muy borracho y se le acabó la plata. Se enlistó en el ejército pero se arrepintió en seguida y se hizo echar. Se casó con una prima que tenía 13 años y que no mucho después se murió de tuberculosis. Con esta vida horrible, sumido en la pobreza (nunca hizo un peso de sus obras) y borracho, Poe murió joven, a los 40 años.

Lo que sí, fue uno de los primeros escritores norteamericanos que creyó firmemente en la literatura como vocación, una idea muy romántica que caería simpática luego. Siempre creyó que debía dedicarse a eso y por eso siempre fue pobre. Ha sido una injusticia que no se lo haya reconocido en su momento (sobre todo en Estados Unidos), pero nadie le quita su aporte a las letras.


Puntuación: 9/10 ulis

Se recomienda leer: antes de irse a dormir, con sólo una muy tenue luz prendida, tapadito hasta la nariz. Si es posible, pedirle a un tío o abuelito que fume pipa y tenga bigote que se los lea.

Extra: recomiendo la adaptación a corto cinematográfico que hizo el grandioso Jan Svankmajer.

Próximo libro: The Catcher in the Rye, J. D. Salinger

jueves, 23 de agosto de 2012

El viejo y el mar - Ernest Hemingway

En la oscuridad el viejo podía sentir venir la mañana  mientras remaba oía el tembloroso rumor de los peces voladores que salían del agua y el siseo que sus rígidas alas hacían surcando el aire en la oscuridad. Sentía una gran atracción por los peces voladores que eran sus principales amigos en el océano. Sentía compasión por las aves, especialmente las pequeñas, delicadas y oscuras golondrinas de mar que andaban siempre volando y buscando y casi nunca encontraban, y pensó: las aves llevan una vida más dura que nosotros, salvo las de rapiña y las grandes y fuertes. ¿Por qué habrán hecho pájaros tan delicados y tan finos como esas golondrinas de mar cuando el océano es capaz de tanta crueldad? El mar es dulce y hermoso. Pero puede ser cruel, y se encoleriza tan súbitamente, y esos pájaros que vuelan picando y cazando con sus tristes vocecillas son demasiado delicados para la mar.


Justo ahora en mi clase de literatura estamos leyendo a Hemingway, aunque sólo los cuentos. Aproveché para meter en el medio este libro, que es cortito, y que había estado dando vueltas en casa (y otras casas, porque al parecer perteneció a mi tía). No me dejé amedentrar por la observación de mi viejo de que le pareció un embole, y le di para adelante. Él tenía el mismo libro pero en versión tapa dura; el texto era el mismo, pero venía con unas notas biográficas muy chéveres. Esta semana también me compré un par de pelis con Hemingway como personaje (Medianoche en París y Hemingway & Gellhorn), que todavía no vi, pero espero que cierren la Semana Hemingway.

Si no me equivoco, El viejo y el mar es la última novela que Hemingway publica (es decir, no contamos con las novelas póstumas). Supone un alejamiento de toda la etapa anterior en la que abundó la temática más o menos política, y eso responde también a que nuestro Ernest había dejado Europa para irse a vivir a Cuba. Ya se había alejado de las fiestas locas (en parte, porque varios de sus amigos artistas habían fallecido), de las aventuras extravagantes (aunque le quedaban algunas), de las mujeres (chau Gellhorn) y estaba ahí, muy pancho, en una cabañita en la costa cubana. Encima alternaba con Idaho para irse a cazar.

El viejo y el mar versa sobre un pescador cubano, Santiago, que ya es viejo y pobre, pero querido por la gente y, fundamentalmente muy orgullo. Muestra de ello es cuando, teniendo la olla vacía, le dice a Manolo que no le traiga comida, que él tenía arroz en la olla. Me hace acordar mucho a ese refrán japonés que dice 武士は食わねど高楊枝 (Bushi wa kuwanedo takayōji), que significa algo así como "El samurai, aunque no coma, usa escarbadientes".

Con su orgullo y todo, el tipo sabe que es viejo y que no está en plenitud de fuerzas. Sin embargo, se aventura al mar y se adentra y adentra, hasta que llega lejos. Pasa algunos momentitos de desesperación y empieza a extrañar a Manolín. Luego delira de a ratos y habla solo (constituye dos tercios del libro, y por ahí eso aburrió a mi viejo), luego con Dios y al fin, con el pescado enorme que logra pescar. No olvidemos tampoco que el título del libro nos obliga a pensar en el mar: omnipresente, fuente de alimentación, de alegrías y frustraciones, será el terreno donde Santiago probará su valor.

Para no anticipar el final, sólo diré que la enseñanza de este libro es que uno debe ser valiente, enfrentar las adversidades con las armas que uno tiene y, simplemente, animarse a hacer lo que uno cree que debe hacer. Es un libro sin pretensiones y sin dudas hay más de una lectura posible, porque era muy de Hemingway eso de la teoría del iceberg, de mostrarte sólo la puntita y dejar que cada uno reconstruya el resto. Las pistas están y si uno tiene ganas hay varias cosas para rescatar. Si uno no tiene ganas y quiere leerlo derechito en una noche (o en una tarde veraniega en pleno invierno como fue hoy) puede hacerlo y también lo disfrutará.


Puntuación: 8/10 ulis.

A quién se lo recomendaría: a todos los que (como yo) conversan mucho consigo mismos y tienen diálogos en la cabeza más que monólogos.

Próximo libro: The Fall of the House of Usher, Edgar Allan Poe.

domingo, 19 de agosto de 2012

Buen día tristeza - Françoise Sagan

Sobre las seis, de vuelta de las islas, Cyril sacaba su embarcación a la arena. Nos dirigíamos a la casa a través del bosque y, para calentarnos, inventábamos juegos de indios y carreras con ventaja. Regularmente él me alcanzaba antes de llegar a la casa, caía victorioso sobre mí, me hacía rodar sobre la pinocha, me sujetaba, me besaba. Recuerdo aún el sabor de sus besos desalentados, ineficaces, y el ruido del corazón de Cyril junto al mío, que armonizaba con el batir de las olas sobre la arena... Uno, dos, tres, cuatro latidos del corazón y el rumor tan dulce sobre la arena, uno, dos, tres... uno: él recuperaba el aliento, sus besos eran más concretos, más agudos, yo dejaba de oír el ruido del mar y en mis orejas sólo repercutía el paso rápido y continuo de mi propia sangre.


Y finalmente llegó el momento de ponerle a un libro de la lista una nota baja, un desaprobado. Hice mi mayor esfuerzo para que me gustara, y aunque debo decir que hacia el final remonta un poquito, la verdad es que el libro me pareció pésimo.

Buen día tristeza trata sobre Cecilia, una adolescente de diecisiete años descerebrada, intelectualoide, pretenciosa, antipática, antisocial, superficial y arrogante. Huérfana de madre, vive con un padre inmaduro que no hace mucho más que tratar de prolongar su juventud cortejando a cuantas mujeres puede. En el momento él sale con Elsa, hasta que un día aparece Ana, amiga de su difunta esposa, se enamoran en una noche y deciden casarse. El resto del libro cuenta el plan de Cecilia para separarlos, involucrando en su estratagema a Cyril, su noviecito, y a Elsa.

La autora del libro, Françoise Sagan (ninguna relación con Carl) tenía tan solo 18 años cuando escribió este su primer libro. Sin duda constituye todo un mérito conseguir que un libro escrito a tan corta edad entre en una lista como la de los 1001 libros, pero al mismo tiempo no puedo dejar de pensar que no debe de haber muchas personas capaces de producir algo brillante a esa edad. En otras palabras, Cecilia seguramente sea Françoise, y su historia me aburre.

Sagan siguió su vida, sin embargo, y escribió otros libros. Se casó dos veces y después se hizo lesbiana. Nunca dejó su vida superficial y carente de preocupaciones, y aunque tal vez esté siendo demasiado duro con ella, seguro siguió escribiendo este tipo de banalidades. Hay que decir, sin embargo, que tal parece que Buen día tristeza sacudió a la sociedad francesa de su época por su tono erótico (como ilustra la cita de arriba), pero la verdad a mí no me causó nada.

Tal vez sea porque acabo de leer L'amant, que también trata de un amor adolescente, cuya protagonista también se llama Cécille/Cecilia y cuyo tono erótico es evidente. Pero Duras era más adulta cuando escribió L'amant; y lamento decirlo pero se nota la madurez en su obra y no nos parece tan insípido todo su romance.

Así termina mi apreciación del libro. Hacía mucho que Bonjour tristesse estaba mirándome de reojo desde un estante de mi biblioteca y pensé que me traería más alegrías. Por empezar, porque la autora comparte apellido con mi queridísimo Carl Sagan (autor de mi libro favorito, Cosmos), porque el título sonaba ultrafranchute y simpático, y porque la tipografía en el lomo es la misma que la de Los Simpsons.. Lo siento, Françoise. Bonjour déception para mí.


Puntuación: 3/10 ulis.

A quién se lo recomendaría: a ese raro de tipo de lectores que dicen leer "de todo" y que en realidad leen novelas románticas.

Próximo libro a leer: El viejo y el mar, de Ernest Hemingway.

miércoles, 15 de agosto de 2012

L'amant - Marguerite Duras


A cette époque-là, de Cholen, de l'image, de l'amant, ma mère a un sursaut de folie. Elle ne sait rien de ce qui est arrivé à Cholen. Mais je vois qu'elle m'observe, qu'elle se doute de quelque chose. Elle connaît sa fille, cette enfant, il flotte autour de cette enfant, depuis quelque temps, un air d'étrangeté, une réserve, dirait-on, récente, qui retient l'attention, sa parole est plus lente encore que d'habitude, et elle si curieuse de tout elle est distraite, son regard a changé, elle est devenue spectatrice de sa mère même, du malheur de sa mère, on dirait qu'elle assiste à son événement. L'épouvante soudaine dans la vie de ma mère. Sa fille court le plus grand danger, celui de ne jamais se marier, de ne jamais s'établir dans la société, d'être démunie devant celle-ci, perdue, solitaire. Dans des crises ma mère se jette sur moi, elle m'enferme dans la chambre, elle me bat à coups de poing, elle me gifle, elle me déshabille, elle s'approche de moi, elle sent mon corps, mon linge, elle dit qu'elle trouve le parfum de l'homme chinois, elle va plus avant, elle regarde s 'il y a des taches suspectes sur le linge et elle hurle, la ville à l'entendre, que sa file est une prostituée, qu'elle va la jeter dehors, qu'elle désire la voir crever et que personne ne voudra plus d'elle, qu'elle est déshonorée, une chienne vaut davantage . Et elle pleure en demandant ce qu'elle peut faire avec ça, sinon la sortir de la maison pour qu'elle n'empuantisse plus les lieux.


El primer desafío con este libro fue leerlo entero en francés: una amiga me prestó este mismo libro en francés y en español, pero decidí que haría un esfuerzo por leerlo en francés, para así practicar un poco. La verdad es que lo pude terminar, aunque me tomó más tiempo de lo previsto, y que pude entender bastante. Para haber sido el peor alumno de francés en mi colegio por 5 años seguidos (aunque después fui el mejor por un año en un curso en otro lugar, ¡ja!), creo que no está nada mal.
En fin, volvamos a L'amant y a Marguerite Duras. Pensemos en la Indochina de entreguerras: la colonia francesa en el sudeste asiático, donde están los blancos y los sometidos. Calor, mucho calor. Comida rica, fresca y por ahí picante. Tuk-tuks. Montañas verdes, arrozales y playa. En ese mundo se desarrolla nuestra historia en cuestión, pero también la de Marguerite Duras, porque (¡ajá!) este libro es —por lo menos— semi-autobiográfico. (Al parecer, cuando se hizo la película, en 1992, Duras dijo que este señor chino de verdad existió...y alguna que otra cosita más).

La historia se centra en una niña/mujer de 15 años, huérfana de padre, con una madre en bancarrota y medio loca, que se lleva a las patadas con su familia en general (sobre todo su hermano mayor), y encima vive en lo que hoy es Vietnam. La chica no es ninguna tonta, claro que no. Pronto conocerá a un hombre chino de 37 años, empresario y heredero a una gran fortuna, y se enamorarán.

A partir de ahí es donde empieza todo lo jugoso, todo lo que justifica el título del libro. La familia no pierde el tiempo, y mientras le hacen la vida imposible a nuestra protagonista por tener un romance con un chino, también se aprovecha de la situación. En el medio se intercalan las maravillosas descripciones de los paisajes vietnamitas, del valle del Mekong, de las calles de Saigón (hoy Ho Chi Minh), de la playa. Tal vez tenga que ver con que lo leí en francés, pero realmente es muy bello. Imagínense que en todo ese fresco te pintan un amorío entre una chica blanca y un adulto asiático, con todo lo que eso tiene de tabú y arriesgado.

Un último tópico que sólo voy a mencionar, pero que por razones obvias no voy a comentar, aunque es lo que más me gustó a mí, es el de las formas del amor en Oriente y Occidente. Es evidente que Duras supo trasmitir muy bien esta cuestión, y era un tema que no podía dejar de destilarse. El ojo observador y/o entrecerrado (jojo) verá muy bien cómo se pincelan las distintas maneras, convenciones, artes, seducciones, en pocas palabras, todo lo que hace al amor y al romance, para el occidental y para el oriental. Éstas confluyen y se abrazan, pero también colisionan y...bueno, no digo más.

Cierro con una frase guasa: Once you go yellow, you'll never look for another fellow. 'Nuff said.


Puntuación: 7/10 ulis.

A quién le pediría que me lo leyera: a mi profe de francés de quinto año y primer amor platónico, A. C.

Próximo libro a leer: Buen día tristeza, de Françoise Sagan.


Mención especial a Nuria, quien me prestó el libro. Gracias.

lunes, 23 de julio de 2012

A Modest Proposal - Jonathan Swift

I have been assured by a very knowing American of my acquaintance in London, that a young healthy child well nursed, is, at a year old, a most delicious, nourishing, and wholesome food, whether stewed, roasted, baked, or boiled; and I make no doubt that it will equally serve in a fricasie, or a ragoust.


Con A Modest Proposal tuve mi primera incursión en los libros electrónicos. La primera vez, al menos, que leo un libro entero en uno de estos aparititos nuevos, las tablet, que todavía no entiendo muy bien qué función útil cumplen además de dejarte jugar al Angry Birds y perder tiempo viendo videos de gatitos en tu cama.

En fin, el punto es que este libro es tan pero tan corto que lo leí mientras probaba la nueva tablet de mi hermano, porque me dio curiosidad ver cómo funcionaba la aplicación para leer libros. Debo decir que funcionó muy bien, aunque sigo prefiriendo el papel y la única razón por la que leí A Modest Proposal entero es porque no tiene más que unas veinte páginas y es muy divertido. (Bueno, antes de terminar de hablar de las tablet, me gustaría agregar que hay muchos libros que no son fáciles de conseguir en papel que sí se consiguen en versión digitalizada, así que tal vez lea alguna que otro más por ese medio).

En una palabra, cortito. En dos palabras, cortito y divertido. No deja de parecerme muy curioso que haya quedado en la lista de 1001 libros, porque no es novela, no es ficción y...no es libro. Leí la entrada en el 1001 Books... y los tipos son tan desfachatados que hablan de "panfleto" y jamás de "libro" para referirse a esta obra.

Habiendo dicho esto, no deja de ser un ensayo re copado. Swift usa toda su inteligencia y gracia para elaborar su propuesta para solucionar los problemas sociales de Irlanda: comerse a los niños. Claro que no se trata de una simple observación de un caníbal, sino de un esfuerzo por demostrar lo poco que le importaba al gobierno monárquico la problemática social que azotaba a los irlandeses. El lenguaje que usa es una delicia (tira esta propuesta con cara de total seriedad), y el razonamiento lógico de su retórica, si uno lo sigue, es muy de la política de la época. Hay mucho sarcasmo y sátira, y la facilidad y belleza con la que te transporta a otra época bien valen la lectura.

No puedo decir mucho más porque, como decía, A Modest Proposal es muy corto y pierde la gracia si me adentro demasiado. Sin embargo, sí puedo decir que es ideal para leer en el viaje de vuelta a casa, para esos momentos donde uno se aburre de leer las noticias de siempre, y para cuando todavía le quedan 15 minutos de horneado a los niños envueltos de la cena.


Puntuación: 8/10 ulis.

A quién se lo haría leer: a Pierce Brosnan y a Charles Shaughnessy, para que se acuerden de que son irlandeses.

Próximo libro a leer: L'amant, de Marguerite Duras